Los datos de las Naciones Unidas (ONU) indican que más de 663 millones de personas viven sin suministro de agua potable cerca de sus casas, obligadas a pasar horas haciendo cola o trasladándose a fuentes lejanas. Además, señalan que 1.800 millones usan una fuente de agua contaminada por material fecal, lo que las pone en riesgo de contraer cólera, disentería, tifus o polio. Por año mueren alrededor de 842.000 habitantes en el mundo a causa de la falta de agua potable, la infraestructura pobre y la carencia de higiene.
Cada año, ONU-Agua, la entidad que coordina el trabajo sobre el agua y el saneamiento, establece un tema para el Día Internacional del Agua, correspondiente a un desafío actual o a futuro. El día Mundial del Agua 2018 se centra en cómo la naturaleza proporciona soluciones integrales y sostenibles a los desafíos del agua del planeta.
Como el dicho popular lo especifica, “la naturaleza es sabia” y por eso las soluciones basadas en ella, como la plantación de árboles para reponer los bosques, la restauración de humedales o la recolección de agua, pueden ser una forma sostenible y eficaz de ayudar a reequilibrar el ciclo del agua, mitigar los efectos del cambio climático y mejorar la salud humana y el medio ambiente.
En el mundo, más del 80% del agua residual que generamos vuelve a los ecosistemas sin ser tratada ni reciclada. Las oportunidades de explotarla como un recurso son enormes. El agua empleada de una forma segura es una fuente sostenible y asequible del líquido y de energía. También sirve para obtener nutrientes y otros materiales recuperables.
En 1992, en Río de Janeiro, la conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD) recomendó la creación de un día internacional dedicado a llamar la atención sobre la importancia del agua dulce y la defensa de la gestión sostenible de los recursos. La asamblea general de las Naciones Unidas respondió a dicha recomendación designando el 22 de marzo de 1993 como el primer Día Mundial del Agua, y desde esa fecha se conmemora anualmente.
América Latina y el Caribe es la región con la mayor disponibilidad de agua dulce, con casi un tercio del volumen del planeta, y con sólo un 9% de la población. En teoría tenemos 24.000 metros cúbicos por persona, todo un mundo de agua.